Navegar con niños: diversión para toda la familia

Navegar con la familia, incluidos niños, puede parecer un plan algo arriesgado, pero la verdad es que los niños se amoldan a cualquier plan, disfrutan mucho con el mar, nunca tienen problemas de mareos y no les importa estar en espacios reducidos, por lo que de seguro pasen un buen momento  y los recuerdos serán inolvidables.

Nuestros amigos de Náutica Jiménez, especialistas en venta, alquiler y reparación de embarcaciones, nos cuentan como lograrlo.

Viajando con:

  • Niños entre 6 y 12 años

La edad ideal para llevar a los niños a navegar es entre los 6 y 12 años ya que son capaces de hacer cosas sin ayuda de los padres, disfrutan aprendiendo y aceptan de buen grado los planes que se les propone. Además que como son como esponjas, podrán aprender a localizarse en la carta marina.

A partir de los 7 u 8 años se les puede enseñar a navegar, lo que les dará mucha seguridad y libertad, permitiéndoles participar en las diferentes tareas de la vida a bordo. Siempre tomando en cuenta que la seguridad es prioritaria cuando hay niños a bordo, y por ello los arneses deben estar presentes casi siempre.

Además, la norma básica debe ser que no se sale de la bañera salvo para hacer alguna operación en la proa o en el palo y sólo, si hay alguien controlando al que está trabajando fuera de la bañera; de lo contrario deben permanecer enganchados a  la línea de vida.

  • Niños con menos de 6 años

Cuando las edades son inferiores a los seis años, igual es perfectamente posible navegar con ellos, lo que debemos cuidar es tomar más medidas de precaución. Sin embargo, como con edades tan pequeñas los chicos no siempre logran recordar de mayores los grandes momentos vividos, los diferentes paisajes visitados o las diferentes culturas experimentadas; lo que puedes hacer es darles una buena primera experiencia e inculcarles el gusto por la naturaleza y este tipo de actividades.

Un punto a favor de esta edad, es que aunque se pueda pensar lo contrario, los niños nunca se aburrirán a bordo porque apreciarán estar con sus padres pasando tiempo en familia; en vez de tenerlos trabajando todo el día, mientras se aburren en tierra firme.

  • Niños mayores de 12 años

Las complicaciones al llevar niños abordo vienen con aquellos con edades por encima de los 12 años. Esto porque sacarlos de casa a esas edades significa separarlos de sus amigos, de sus prácticas habituales y de su entorno social. Piensa que un adolescente infeliz en mitad del océano y en un espacio tan reducido puede acabar con la paciencia de cualquier padre. Además, a esas edades los ánimos son muy cambiantes y así como al principio pueden estar muy emocionados con la actividad, a las pocas horas se cansan y se frustran con facilidad.

Puede que se lo pasen en grande recorriendo un litoral con la embarcación auxiliar o que decidan que ya son muy mayores para pasear con mamá por la playa recogiendo conchas o visitando el poblado local. Así que se tratará de tomar el riesgo y aventurarse.

Sin embargo, siempre se pueden adaptar los planes para motivarlos y ofrecerles una experiencia agradable. Por ejemplo, una buena idea para tu hijo adolescente pase un buen momento navegando es adaptar las rutas de navegación de forma que en el viaje se coincida en otros puertos y lugares con otros barcos que lleven niños de las mismas edades con los que puedan hacer amistad, sus propios planes y divertirse a su forma.

Equipaje adaptado

Hay que ser conscientes que habrá horas en las que ya no puedan realizarse actividades en el agua o en la playa como bucear, nadar alrededor del bote o correr por la playa. Por lo que para esos momentos lo mejor es contar con juegos, material de dibujo o manualidades para que ellos puedan seguir disfrutando también de los momentos más relajados a bordo.

Aquí puedes empacar un ordenador portátil dedicado a los chicos, una buena cantidad de juegos con los que distraerse durante las largas travesías. También se puede leer sobre lugares para los próximos destinos, escuchar música, sacar fotos a los paisajes del lugar y pasarlas luego al ordenador, e incluso estudiar algún curso a distancia. Igual también se  puede bajar a tierra firme y visitar los sitios locales, etc.

Asimismo, siempre será más divertido y motivador para ellos si pueden participar y sentirse útiles realizando ciertas tareas al tiempo que aprenden. Intenta reservarles ciertas actividades en función de sus capacidades, como ayudar a subir defensas, adujar (organizar) los cabos, llevar el timón, entre tantas otras. Te sorprenderás de las habilidades que irán aprendiendo y demostrando, ya que lo bueno que tienen los niños es que son muy rápidos aprendiendo lo que se les explica.

Además, a bordo podemos procurar buscar las fórmulas más atractivas para que cada niño viva una experiencia que no olvidará: historias de piratas, leyendas marinas, buscar delfines y pájaros, y poder identificarlos en las guías de fauna de a bordo para conocerles mejor, identificar estrellas, hacer snorkel y descubrir el fondo marino, remar, ver cómo se va el sol cada día, vivir un viaje de naturaleza, tener ciertas responsabilidades…  Hay un mundo de opciones.

Seguridad a bordo al navegar con niños

Como dijimos anteriormente,  al navegar con niños, no importa cual sea su rango de edad, la seguridad a bordo se vuelve la prioridad.

Los mismos niños deberán aprender  una serie de normas básicas para que la navegación sea segura para todos.  Entre ellas está la de ser conscientes ese tradicional dicho de altamar que reza que “donde manda patrón no manda marinero”. Los niños deben saber que el responsable de la embarcación tendrá siempre la última palabra sobre lo que considera oportuno y seguro en cada momento y el resto de la tripulación debe seguirlo.

Otra norma es que no deberían ir solos a proa en navegación. Igualmente deberán aprender, igual que los adultos, a moverse por el barco. Justo en esos momentos la clásica norma de “una mano para ti y una mano para el barco” cobrará especial importancia. Y además, al jugar nunca deben olvidarse que están dentro de un barco, que este se mueve y por lo tanto, debemos prestar especial atención para no tener sorpresas desagradables.

Otro aspecto a considerar cuando hay niños pequeños en una embarcación es  controlar que estos lleven puesto el chaleco salvavidas en todo momento. Además, es importante que siempre haya un adulto vigilando sus movimientos por las zonas peligrosas, como las escaleras o la cubierta.

También hay que cuidar que no vayan a insolarse o sufran de quemaduras por el sol, por lo que hay que estar al pendiente de ponerles crema solar protectora, que los niños lleven siempre gorra y que el barco disponga de toldo.

Y por último, pero no menos importante. Se le deben clocar límites muy claros y definidos y asegurarse que los niños los entiendan y aprendan. Por ejemplo, los niños no deben ir a la parte delantera del barco sin un adulto, se deben mantener alejados de la botavara, no ir demasiado cerca de la barandilla. Y si las condiciones atmosféricas se ponen difíciles, mantenerse seguros debajo de la cubierta.

 

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