Hace unos años descubrí que no hay mejor terapia que el deporte. Puede parecer un eufemismo, o que lo digo porque ahora está de moda, pero nada más lejos de la realidad. Hoy en día, gracias al deporte, soy una persona diferente pero hay algo mucho más importante que eso, y es que Raquel es también una persona diferente.
Conocí a Raquel cuando empecé a practicar deporte, iba a correr a la misma pista que yo y al final, hablando y hablando, me contó su experiencia. Yo había empezado a ejercitarme tras la ruptura con la que, hasta ese momento, había sido mi pareja, y lo único que me aliviaba era quemar energía. Luego empezó a gustarme y me di cuenta de que vivía mucho más relajada y a gusto conmigo misma cuando hacía deporte y para mí, actualmente, el deporte es una adicción. Practico running, pádel y fútbol femenino, y nunca he estado mejor en mi vida.
Sin embargo, las adicciones de Raquel eran mucho más peligrosas que la mía. Ella consumía cocaína, marihuana y alguna cosa más que nunca me ha llegado a decir, lo que la estaba matando. Puede que no fuera una drogadicta como los estereotipos que vemos a veces por televisión porque ella, aparentemente, era una chica sana, divertida y sin problemas, pero la realidad es que era adicta a pesar de que lo escondía muy bien.
Un día, tras llevar más de 12 horas trabajando en una franquicia de comida rápida, se dio cuenta de que no quería llevar esa vida, de que odiaba ese trabajo y de que si seguía así no iba a llegar a los 50, ni a los 40 a lo mejor, y pensó en que debía hacer algo para cambiar las cosas, y debía empezar por ella misma. ¿Qué era aquello que siempre había querido ser y jamás había logrado? policía.
Menudo cambio, ¿verdad? Al principio ni siquiera ella misma tenía fe en sus posibilidades, además de que ya contaba con 29 años, pero se puso manos a la obra y lo primero y principal era dejar de consumir. Lo pasó muy mal pero el deporte fue su aliado en esta cruda batalla. Cuando tenía muchas ganas de fumar y no aguantaba, se ponía las mallas y las zapatillas y empezaba a correr como loca, el tiempo que hiciera falta, todo con tal de no probar ni un gramo más de aquello.
Logro conseguido
De eso hace ya 6 años. Ahora tiene 35 y aunque aún no es policía, no cesa en su empeño. Trabaja, en verano, como socorrista en las playas de levante además de ser monitora, todo el año, en un gimnasio muy famoso de la zona. Y lo mejor de todo: está más sana que nunca y no ha vuelto a consumir, nunca, jamás, desde entonces.
Ahora compartimos equipo de fútbol femenino, lo montamos nosotras hace ya dos años. Costó bastante reunir a las chicas pero cuando lo conseguimos encargamos el equipo y las zapatillas en Ashi Sports y ahora estamos en una liguilla amateur femenina y jugamos casi todos los domingos por la mañana. También es mi compi de padle, jugamos en una pista que hay cerca del gimnasio donde ella trabaja. Alguna vez he intentado jugar con mi marido pero el pobre es tan patoso que se pone de mala leche y lanza la raqueta por los aires cada vez que falla, así que es mejor dejarle fuera de esto.
No sé si logrará ser policía alguna vez, yo creo que sí porque ha demostrado que es fuerte y no cesa en su empeño, pero realmente eso no me preocupa demasiado porque sé que es capaz de salir adelante pasé lo que pase, y eso es lo importante ahora mismo.
Yo superé mi ruptura, obviamente, y ahora estoy felizmente casada con un hombre maravilloso que, además, sale a correr conmigo así que el deporte es algo que compartimos, cualquier deporte menos el pádel claro está.
No sé hasta qué punto el ejercicio ayuda a estabilizar nuestro cuerpo y mente y no sé cómo lo consigue, lo único que sé es que jamás dejaré de hacer deporte porque es lo que me ha salvado la vida en más de un sentido, y a Raquel.