Hay ciertas épocas del año en las que los excesos no solo están permitidos, son ley. Cuando se acercan fechas tan señaladas como la Navidad, es inevitable saltarse la dieta a la torera aunque sea solo un poco. Si tienes fuerza de voluntad o la suerte de no amar la comida sobre todas las cosas, estás a salvo de esta trampa alimentaria que llevan aledañas las últimas semanas del año. Lo cierto es que esto no solo se da en estas fechas, existen otras hojas del calendario que no solo motivan, incitan a la sobre alimentación. Aunque debido a las fechas que acabamos de dejar atrás, vamos a hablar de este caso en particular.
Si cuentas con entrenadores personales como los de Despierta y Entrena, profesionales del entrenamiento personal, ya tiene medio trabajo hecho para deshacerte de los excesos. Sino, continua leyendo por si arrojamos luz a tu oscuridad y te abrimos las puertas la mejor manera de eliminar esos excesos cometidos que se han traducido en unos kilos de más y un índice de colesterol, más alto.
A muchos les puede resultar tentador el hecho de seguir cometiendo imprudencias para eliminar esos kilos extra. Digo seguir, porque lo que hacemos en estas fechas tan señaladas puede resultar más que imprudente, una temeridad. A la cantidad ingente de comida que ingerimos, hay que añadir la variedad de alimentos que mezclamos entre sí, muchos de ellos capaces por si solos de causar estragos pero que, si además mezclamos con otros, se convierten en autenticas bombas digestivas. Alcohol, dulces, grasas… todo bien mezcladito y en cantidades desorbitadas. No pasa nada, una vez al año, no hace daño. Luego se pueden volver a hacer las cosas bien y hasta el año que viene.
Pero se trata de eso, justamente de hacer las cosas bien y no cometer atrocidades con nuestro organismo. La mejor manera de deshacerse de esos excesos, es hacerlo de forma sana, saludable y equilibrada. Retornar a la rutina habitual sin cometer barbaridades es tan posible, como necesario.
Lo que no debes hacer bajo ningún pretexto
Antes de aportar sugerencias para deshacerse de todo exceso en forma de grasa de forma prudente y adecuada, vamos a apuntar una serie de medidas y consejos que vale la pena tener en cuenta para no cometer errores debido a la desesperación y la culpa a la que nos conducen estos excesos. En primer lugar, nada de culpas, a lo hecho pecho. Hemos comido hasta decir basta porque nos ha parecido correcto y adecuado en ese momento. Hemos disfrutado de platos que no disfrutamos habitualmente, con nuestros seres queridos y desparramando con y por gusto. La culpa no cabe aquí y ahora.
Tampoco vale saltarse la cena, ni eliminar de las comidas principales para subsanar el “error”. Basta con aligerar las cenas para no llevar el estómago lleno a la cama y propiciar la acumulación de ese exceso de energía en forma de grasilla.
Olvídate de saltarte el desayuno. Grave error que se comete de forma más que habitual y realmente, posee un efecto contrario al esperado. Salvo necesidad o motivo de fuerza mayor, no se debe eliminar el desayuno. Lo ideal es evitar la bollería industrial y alimentos que contengan excesos de grasa y azúcar. Eso no quiere decir que haya que suprimir el desayuno, solo toma alimentos saludables como una tostada con tomate y aceite, jamón york o queso fresco, fruta… hay mil posibilidades.
¿Una dieta estricta? Negativo. Nada de propósitos de año nuevo que empiezan con un fracaso a la hora de seguir la dieta. Una dieta equilibrada, sana y variada y nada de limitaciones exageradas que conducen a ese fracaso estrepitoso.
Con el deporte de alta intensidad ocurre lo mismo, no conviene meterse una paliza exagerada un par de días y terminar abandonando el entrenamiento por agotamiento o lesiones. Mucho menos hacer eso sin supervisión profesional.
Manos a la obra: lo que si debes hacer
No porque lo diga yo o el manual del buen entrenador. Hay cosas que se deben hacer porque son de sentido común, además de sanas. No se pueden eliminar esos excesos navideños de la noche a la mañana. Es imposible. Si solo cometes el exceso un día, no lo vas a notar porque tu propia rutina, te devuelve a tu estado habitual en un par de días. Pero si el exceso pasa por varias veces en pocas semanas, hará mella y tardaremos un poquito más en notar su eliminación.
Para ello, empezar con lo evidente, reducir la ingesta de alimentos procesados que posean azúcares añadidos, evitar añadir más azúcares de los necesarios, son simplemente una alternativa razonable, saludable y fácil de llevar a cabo. Si esta es tu rutina habitual, perfecto porque no te costará demasiado retornar a ella. Si no, lograrás hacer que lo sea si reduces poco a poco ese consumo. Tú mismo o misma notarás el cambio en tu organismo y te sentirás mejor.
Vuelve con tu rutina deportiva si la tenías. Si no tienes ese hábito, tampoco pasa nada. Nunca es tarde si la dicha es buena y lo mejor para ti, es hacer un hueco en tu apretada agenda (entre polvorón y polvorón por ejemplo) para empezar una rutina deportiva. Poco a poco que no es necesario competir en carreras de fondo. Si lo tuyo no es el deporte, basta con que camines al menos media hora al día, si es más mejor. Si logras hacer que el ejercicio se instale en tu día a día, notarás rápidamente como esos excesos, desaparecen.
Beber agua. Indispensable. No solo por los excesos de la Navidad. Es esencial para nuestro organismo. Ayuda a eliminar toxinas y a mantener el cuerpo hidratado.
Retomando el asunto de los desayunos, aunque no es como dicen la comida más importante del día, pues todas lo son, lo mejor que puedes hacer es desayunar y no saltarte el desayuno. Solo hay que reinventarse, alejarse de la bollería industrial, los zumos y bebidas preparadas por la gran industria alimentaria que están repletos de azúcares y grasas nada deseables.
La fruta, alimentos proteicos y ricos en fibra y grasas saludables, hidratos de carbono procedentes de los cereales, leche desnatada, yogur, bebida de soja o pan integral, son solo unos ejemplos de lo que puedes comer para empezar el día.
En definitiva, una alimentación saludable, sin restricciones, variada y equilibrada, es la mejor manera de deshacerse de esos excesos. No se trata de prohibirse alimentos, salvo necesidad extrema, solo de limitar el consumo de algunos de ellos, dejándolos para ocasiones puntuales, como las navidades.
No podemos terminar estos consejos sin hablar del alcohol, en estas fechas, la bebida ocupa un lugar sin excepción. Se brinda con los amigos, con los compañeros de trabajo, con los colegas del gym, con la familia… se brinda con todos y por todos. Se beben bebidas que normalmente no bebes y se “lía parda”. El alcohol no debe formar parte habitual de la dieta debido a que se trata de una ingesta de calorías excesiva y además, de las llamadas vacías. Estas calorías se absorben rápidamente por el organismo y se convierten en grasa a la velocidad del rayo. Aunque lo mejor sería pasar del alcohol, si te gusta y no puedes prescindir de una copita de cuando en cuando, decántate por la cerveza o el vino que al menos tienen nutrientes y hazlo de forma moderada, basta con una copita o dos. Aumentar la ingesta de agua para compensar es una buena forma de eliminar las toxinas que deja a su paso.
Para concluir, algunos consejos para evitar los excesos en la próxima ocasión, porque para esta, ya vamos tarde pero sabemos que volverá a pasar:
- Cuando llegue el momento, opta por los aperitivos y el menú más saludable posible. Mejor humus o guacamole que mayonesa o salsa rosa. Pate de salmón y crudites, panecillos integrales y aceitunas, mejor que embutidos con pan de pueblo.
- Respeta todo lo posible los horarios de las comidas. A más de uno o una se le ocurre que mejor no comer durante todo el día para hartarse en las cenas. Craso error pues llegas a la cena famélico o famélica y eso va a hacer que comas más y más.
- Comer de forma relajada y disfrutando de la cena es mejor que comer a toda prisa. De esta manera, comes más y no te das cuenta que si comes con calma y hablando con los comensales. Empezar por la ensalada o verduras, dejará menos sitio para los platos más contundentes.
- Evitar la tentación y levantarse de la mesa cuando hayas terminado. En la mesa siempre queda algo que llevarse a la boca. Si te levantas y te pones a hacer otra cosa como recoger o lavar los platos hará que evites seguir picoteando.
No es necesario dejar de comer, en estas fechas, es inevitable y está bien. Pero para que los excesos no nos pasen factura y evitar las consiguientes lamentaciones, lo mejor es procurar limitar la ingesta. Simplemente basta con controlar mínimamente lo que comemos. Si además cambiamos algunos alimentos por otros más saludables, eso que ganamos.