Quiero dejar claro que no estoy en contra de la compra ahorrativa ni mucho menos, y me da igual si el producto viene de China, Japón, Estados Unidos o si se ha fabricado en España porque, al final, todos los productos, vengan de donde vengan, pueden ser igual de malos o buenos (generalmente) y las familias han de poder tener acceso a ellos.
Digo esto porque yo soy la primera que, para ciertas cosas, acudo al bazar chino de la esquina, o a un Domti (los antiguos “Todo a 100”), comercios que hoy en día cuentan con multitud de productos de uso cotidiano a precios económicos. Obviamente no me voy a comprar un ordenador portátil por 20 euros ni una sillita de seguridad infantil en ellos, porque busco calidad en esos productos, pero sí puedo comprar material de papelería, herramientas de cocina, algo de decoración, accesorios para mascotas, productos de limpieza e incluso alguna que otra camiseta. Ahora bien, hay cosas que no debemos comprar jamás aunque aparentemente parezcan no tener importancia y hablo, sobre todo, del calzado infantil, ya que es lo que nos va a ocupar ahora mismo.
Casos Reales
Mi hija de 3 años acude diariamente a la escuela infantil Kid´s Garden en Santiago, en mi opinión una de las mejores de la provincia, y hace un par de meses tuvieron que hacer una reunión de urgencia para padres a raíz de que a dos compañeros de clase les diagnosticaran serios problemas de higiene postural y un mal desarrollo en sus extremidades inferiores.
Yo jamás he comprado nada para mis hijos en este tipo de tienda económica por el mero hecho de que sé que a los niños, a esas edades, hay que proveerles de productos que cubran sus necesidades y que sean totalmente seguro, de gran calidad, ya que pueden influir notablemente en el desarrollo del pequeño. Pero no es ni la primera ni la última vez que conozco a madres que compran ropita, zapatos, juguetes infantiles y demás productos en bazares chinos y resto de tiendas similares.
Por lo visto, las escuelas de la provincia están detectando un aumento de niños con problemas en los pies al caminar, que vienen propiciados por el uso de un calzado inadecuado. Cuando un adulto se pone una sandalia de 5 euros del bazar chino puede acabar con dolor de pies y, a la larga, con algún que otro problema, pero en los niños que aún están en pleno desarrollo (sobre todo a esas edades) ponerle este tipo de calzado, que ni es ergonómico ni está homologado, es un gravísimo error que puede provocarles incluso cierto grado de deformidad en dichos miembros.
El calzado de mis hijos siempre ha venido de mano de Andandito, una tienda online que me da la ventaja de poder comprar sin moverme de casa sabiendo que estoy adquiriendo las mejores marcas del mercado del calzado infantil: Biomecanics (Garvalín), Serratex, Titanitos, Conguitos, etc. Pero hay padres que no entienden, por falta de conocimiento, lo necesario que es que sus hijos lleven zapatos ergonómicos adaptados a su pisada y les compran zapatillas, merceditas y mocasines de baja calidad sólo porque el precio es económico y saben que en un año, o menos, se les habrán quedado pequeños.
La reunión giró, todo el tiempo, en torno al tipo de calzado que deben llevar nuestros hijos. Se nos recomendaron algunas marcas, entre las que había algunas de las que ya he nombrado, y se nos advirtió del peligro que corren los pequeños al llevar un calzado inadecuado. Personalmente espero que esta charla sirviera para algo, es muy triste que un niño acabe teniendo problemas porque sus padres quisieran ahorrarse 20 euros en cada par de zapatos que compraban. Lo podría entender en familias necesitadas o con un poder adquisitivo muy bajo, pero no en las familias de estos niños que, ya os adelanto y os confirmo, son familias de clase social media-alta a las que no les falta de nada. Que ahorren en otras cosas ¿o no?