La conciencia ecológica

 

Todo el mundo habla de la conciencia ecológica. Pero realmente ¿qué es? Es algo que exista de verdad o es un simple postureo para quedar bien e incluso ganar votos. Tener conciencia ecológica es entender que somos dependientes de la naturaleza y responsables por su estado de conservación. Un pensamiento que las empresas tienen que mantener en su forma de trabajar, como por ejemplo, Plásticos Alhambra, que cada vez está más concienciada con la naturaleza.

Y es que, al contrario de lo que se pueda pensar, el desarrollo económico de una empresa y la conciencia ecológica no tienen por qué ser antónimos. Se puede producir de manera sustentable, fomentar la generación de energías limpias, reducir y reciclar la basura y reutilizar un gran número de materiales que producirán nuevos productos útiles para el día a día del hombre moderno. Por ejemplo, con la producción de bolsas biodegradables.

Nos cansamos de escuchar y leer a través de los medios de comunicación, todas las noticias referentes al cambio climático. Pero ante lo que es ya una realidad, habría que preguntarse ¿cuántos de nosotros nos sentimos responsables y actuamos en consecuencia por los daños que estamos causando al planeta? Es habitual emplear la táctica de la avestruz, es decir, meter la cabeza en un hoyo y desentenderte del problema. Eso de decir, que lo hagan otros, es muy del pensamiento español. Afortunadamente se ve un despertar de esta conciencia ecológica.

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La conciencia ecológica debe comenzar en el seno del hogar, es tan simple como comenzar a reciclar la basura, o ahorrar en la luz, pero debe extenderse a todos los ámbitos de nuestra existencia: simplemente porque todas nuestras acciones implican acabar vérselas con la naturaleza.

Que empresas como Plásticos Alhambra apuesten por la conciencia ecológica es fundamental para nuestro futuro. Una empresa de bolsas de plástico tiene que ser la primera en dar ejemplo, ya que es uno de los materiales que más contaminan.

En todo esto, los jóvenes juegan un papel fundamental. Y somos nosotros los primeros que tenemos que dar ejemplo. En Navidad, por ejemplo, sería divertido hacer las típicas coronas de forma alternativa, utilizando envoltorios de caramelos, papel de aluminio con el que envuelven el bocadillo del cole, botellas de plástico o cualquier otro objeto reciclado. También hay que familiarizar a los más jóvenes con la Naturaleza. Estar en contacto directo con ella de forma regular es esencial para su buen desarrollo físico y mental. Pero no sólo eso, porque el medio ambiente no sólo es un lugar del que beneficiarnos, sino un espacio compartido con otros seres vivos que merecen un respeto.

Aunque pueda sonar a chino, hay que intentar concienciar ecológicamente, no es una cuestión metafísica, sino es algo que se puede ver y comprobar en cada acción diaria. Si nos unimos todos, estoy seguro de que será más fácil dejar un planeta mucho más limpio y respetuoso para todos. Desde el no usar lacas o productos contaminantes hasta la conciencia de una fábrica de bolsas de plástico.