La alimentación es una de las grandes obsesiones de las personas. Siempre estamos preocupados por lo que marcará la báscula. Muchas veces pensamos que por estar más o menos gordos nos pueden aceptar en la sociedad, en el trabajo o en nuestro ámbito sentimental. La verdad es que yo le he padecido. Eso de estar pendiente de las calorías. Levantarme y pesarme. Estar un día sin apenas comer, pensarte y ver que pesas lo mismo, o incluso más, es uno de los golpes mentales más duros que puedes pasar.
De ahí que me llamara mucho la atención el nombre de una persona, Brian Wansink. Se trata del más reputado psicólogo de la alimentación del mundo. Si no has oído hablar nunca de él, te puedo poner de ejemplo su CV. Con 30 años, se doctoró en el estudio del comportamiento de los consumidores por la Universidad de Stanford; en 1997 abrió su famoso Food and Brand Lab en Illinois. Desde entonces, en sólo diez años, ha publicado 123 estudios.
Este psicólogo tiene ideas rompedoras. Por ejemplo cree que comprar comida ecológica es tirar el dinero, se bebe siete refrescos light al día, jamás ha estado a dieta y lleva a sus hijos a comer al McDonald´s al salir de misa los domingos. ¿Cómo se consigue? Según dice la clave es enseñarles a comer de otra forma. No importa tanto qué es lo que comemos, sino cómo y en qué cantidad lo comemos. Y es que según él, todo está en nuestra mente. Estos son algunos de sus principios.
- Prohibido comer en la mesa de trabajo. Insiste a tu empresa a que ofrezca fruta gratis o algo similar en las zonas de descanso, algo que no es habitual en España. Y si vas a un catering, prueba a sentarte de espaldas a la cola. Y decide lo que te apetece comer antes de lanzarte a por todo lo que ve tus ojos. Yo estoy lo voy a poner en marcha muy pronto, pues voy a participar en un Congreso y nos llevará la comida una empresa de catering de Tenerife, que hace todo muy bueno, ya os diré si he aguantado a la tentación.
- Cómo no comprar la comida que no quieres acabar quemando en el gimnasio. Hacer la compra con hambre es una forma muy eficaz para pasarse la semana picando la basura por la que se ha pagado. Y recomienda hacer la compra con un chicle.
- En el restaurante, pida tres cosas. Wansink propone una fórmula que remedia los excesos: pedir tres cosas del menú. «Un plato principal que le apetezca y otros dos elementos para acompañarlo. Puede ser un aperitivo y una copa de vino, un bollo de pan y un postre. O un plato y comer dos bollos de pan. Haz esto y comerás entre un 21 y un 23% menos de calorías.
- En la cocina solo hay que tener a la vista el frutero (y tenerlo lleno de fruta). Un frutero lleno de manzanas, naranjas o uvas no es solo altamente decorativo. Es también una respuesta facilísima y sanísima a la tentación de comer entre horas, y esto será mucho mejor que el pan y las patatas fritas e infinitamente mejor que no caer en la tentación. Según su libro, una mujer comiendo patatas puede pesar 3,5 kilos más al año que una que coma fruta. Hay que comer más fruta, que las estadísticas dicen que está bajando su consumo.
- Por último nos dice que tengamos en cuenta la cromoterapia. Es decir, si vamos a comer arroz blanco, que no pongamos un plato blanco, porque no sabremos hasta dónde llenar.
¿Qué te parecen estas ideas? Según él, todo está en la mente. Pero la verdad es que es tan complicado dejar de comer.