Odontología y psicología, dos profesiones dispares a la vez que unidas

La relación entre el profesional y el paciente en ambas profesiones, odontología y psicología, es fundamental puesto que es el pilar de la confianza. La comunicación profesional – paciente en ambas disciplinas se debe establecer y mantener de manera continua durante todas las visitas y en todas las fases del tratamiento. La odontología se encarga de la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades bucales, mientras que la psicología estudia cómo funciona la mente de las personas y la influencia que ejercen desde su entorno para adaptarse al medio que les rodea.

Un odontólogo en su consulta debe estar preparado para escuchar a su paciente, tanto en sus inquietudes e inseguridades sobre el tratamiento como en saber establecer la forma en que podrá ayudarlo, al mismo tiempo que deberá estar preparado para manejar las más diversas situaciones, desde las diferentes personalidades, edades, falta de higiene, trastornos, discapacidad, miedo a los tratamientos, histeria, etc. Teniendo siempre la capacidad para estar siempre dispuesto a intentar generar, con cada uno de ellos, un clima de seguridad y confianza tal y como nos recuerdan desde la Clínica odontológica Aqua, quienes, al igual que el resto de compañeros de profesión, han tenido que vivir múltiples situaciones como estas que os planteamos durante sus años de trayectoria.

Algunos de los diversos perfiles que se pueden encontrar en una consulta odontológica son:

  • Pacientes psiquiátricos. Este tipo de pacientes, por lo general, suelen estar ingresados en centros o instituciones especializadas, donde por sus características pueden llegar a necesitar diferentes tipos de medicamento. Dependiendo del grado de afectación de la enfermedad su autonomía y cuidado dental puede ser altamente deficitario. Puede tratarse de pacientes con enfermedades como demencia, Alzheimer, esquizofrenia, autismo, anorexia, bulimia, neurosis, etc.
  • Enfermedades psíquicas. Estos pacientes suelen tener enfermedades irreversibles como síndrome de Down, oligofrenia, parálisis cerebral, etc. Estos pacientes pueden presentar características especiales, por ejemplo, la dentadura de una persona con síndrome de Down no es igual a las otras estructuras dentales, sus dientes son puntiagudos, su lengua es grande… y/o puede presentar en la consulta una reacción emocional inesperada como alteración, agresividad, etc.
  • Discapacitados físicos. Personas que han perdido o presentan alguna restricción o anormalidad fisiológica o anatómica, lo que les lleva a presentar una situación limitada en su capacidad. Dependiendo de los diferentes grados de discapacidad que presenten pueden tener una mayor o menor dependencia. En el caso de presentar alguna discapacidad que le impida realizar una correcta higiene dental la supervisión odontológica será mayor.
  • Personas de edad avanzada que por su condición suelen tener múltiples enfermedades, generalmente crónicas, asociadas como diabetes, colesterol, artrosis, enfermedades cardíacas, respiratorias… por lo que suelen estar polimedicados, ocasionando trastornos bucales como la xerostomía o sequedad de boca por la cantidad de medicación que toman, enfermedad periodontal con pérdidas de piezas dentales, lesiones bucales producidas por prótesis desgastadas o que no encajan perfectamente, etc. Todo ello lleva a que sus condiciones orales no sean las más idóneas.
  • Niños. La infancia es una época de formación, de crecimiento y desarrollo hasta alcanzar la edad adulta. En esta etapa la consulta al odontólogo es fundamental para controlar y prevenir cualquier tipo de anomalía que pueda surgir, como puede ser con la succión del dedo en los bebés, los aparatos de ortodoncia en la pubertad… y tan importante como lo anterior es crear un medio donde el niño gestione su miedo y se sienta seguro. Esto puede realizarse mediante la explicación y utilización de un vocabulario adecuado a la edad del niño, explicarle la función del material que se va utilizar, juguetes, decoración de paredes o vestuario…

La caries infantil

La caries dental es la enfermedad bucodental con mayor incidencia dentro del sector de la población infantil. Su origen es una infección de los dientes causada por algunos microorganismos presentes en la boca como el Streptococcus mutans, proveniente de restos de comida acumulados en la cavidad oral, lo que provoca la desmineralización del esmalte de las piezas dentales. Esta desmineralización se produce cuando las bacterias de la boca fermentan los carbohidratos de la dieta, destruyendo progresivamente la estructura del diente.

Los primeros síntomas que nos avisan de la presencia de una caries infantil son:

  • Presencia de pequeños orificios oscuros en los dientes.
  • Intenso dolor en la zona dental.
  • Cambio en el color de los dientes, tornándose a un color amarillento o marrón.
  • Inflamación facial o de la encía.
  • Pérdida de apetito o dificultad a la hora de comer.
  • Fractura en los dientes.