La figura del asesor, clave en las empresas familiares de la actualidad

La primera idea que queremos que quede bien clara en este artículo es que no hay nada más sagrado y más importante que la familia. Sin ella y sin el apoyo que supone, seguramente nos expondríamos a muchos más problemas a lo largo de nuestro día a día. Y está claro que eso nos haría la vida un poco más complicada de lo que ya es de por sí. Sin embargo, hay que decir algo: cuando se mezcla la familia con los negocios, el índice de probabilidad de que algo se resquebraje aumenta. Sobre todo si no se hacen bien las cosas y no se atan como se supone que se deberían atar.

Casi todo el mundo conocemos alguna empresa que sea de corte familiar (si es que no somos nosotros o nosotras mismas las que formamos parte de ella) y somos conscientes de los problemas que se generan entre las personas que son propietarias de dicha entidad. Existen una y mil cosas por las cuales pueden generarse discusiones y malas sensaciones. Las competencias de cara cual, la cantidad de beneficios que le corresponde a cada cual, el modelo de negocio que deberíamos seguir de cara a los próximos años… y es imprescindible que, aunque queramos que todo quede en familia, contemos con el apoyo de un asesor contable, laboral o fiscal que nos permita no solo acceder a conocimientos de cada uno de esos tipos, sino también que haga las veces de «juez», viendo las cosas desde un punto de vista neutral.

Hay empresas familiares de todos los tipos, pero es cierto que la mayoría de ellas son pymes. Como suele suceder en estos casos, la figura del asesor contable, fiscal o laboral es imprescindible al no disponer de un departamento propio para las cuestiones ligadas a estos asuntos. Desde la gestoría Toledano nos han indicado que buena parte de las pequeñas empresas a las que prestan sus servicios con de corte familiar y que la mayoría de ellas valoran de una manera positiva la existencia de un profesional cualificado para cuestiones ligadas a la contabilidad y la asesoría legal o laboral de la entidad.

Está claro que el éxito de una empresa depende de muchas otras cosas, pero lo que es evidente también es el hecho de que, con la visión de especialistas como de los que estamos hablando es mucho más fácil obtener certidumbres, cuestiones estas que son básicas para conseguir construir un entorno que nos permita crecer de una manera sostenida. Sin certidumbres, la vida de las empresas no es demasiado larga. Lo hemos visto una y mil veces y la verdad es que solo hace falta pensar en lo sucedido durante el coronavirus para darnos cuenta de ello.

Las empresas familiares, muy relevantes en la economía española del siglo XXI

Las empresas familiares tienen una relevancia que está fuera de toda duda si atendemos a los datos que ha recogido el portal web Libre Mercado. En concreto, y según ese medio, este tipo de entidades generan un 58% del PIB y hacen posible la existencia de un total de 6’5 millones de puestos de trabajo en todo el país. Se trata de volúmenes seguramente más altos de lo que muchos podrían llegar a pensar. Y es que hay que valorar mucho más el papel que generan las empresas de este tipo en la economía no solo española, solo también europea. Y es que la situación es similar en los países de nuestro entorno.

Muchas veces, se pone de manifiesto lo negativo que resulta trabajar con la familia en un negocio que es propiedad de varios de los miembros de dicha familia. Pero creemos que hay que focalizar las oportunidades que esto supone. Cuando una empresa es familiar, se supone que las personas que la dirigen y que trabajan para ella tienen la confianza suficiente como para debatir entre varias alternativas y tomar decisiones que se vayan a respetar en su totalidad. Y esto puede generar mayores dosis de eficiencia y productividad en el seno del negocio, además de que, cuando trabajamos para un negocio que es de nuestra propiedad, normalmente nos tomamos las cosas mucho más en serio que si trabajamos por cuenta ajena.

Hemos hablado de un modelo de negocio que va a seguir existiendo durante toda la vida. Si hay gente que sigue creando empresas familiares, es por el hecho de que confía en que trabajar con sus allegados va a generar ventajas y oportunidades. Y realmente es así. Obviamente, no se puede decir que el éxito llegue en el 100% de esos casos, pero las probabilidades de alcanzar ese éxito siempre van a ser mayores si se establecen relaciones de confianza entre las personas que forman parte del negocio. ¿Y quién mejor para eso que nuestra propia familia?