Hemos llegado a un punto en nuestro planeta en el que cada acto cuenta. Si tiras el papel de tu bocadillo al suelo cuenta, siempre lo ha hecho, pero ahora cuenta mucho más porque estamos en un punto de no retorno en el que todos y cada uno de nosotros debemos poner nuestro granito de arena. Antes éramos muchos los que decíamos eso de que, aunque quisiéramos, lo que nosotros hiciéramos no iba a cambiar nada, ahora eso ya no vale porque cada paso que damos puede ser un paso hacia la destrucción de nuestro propio planeta.
Obviamente las grandes empresas son las que más cuentan, porque ellas pueden iniciar el cambio social, económico y ambiental, pero nosotros como ciudadanos podemos apoyar ese cambio o seguir como hasta ahora, sin mover un dedo y viéndolas venir.
Hace un año tuve la enorme suerte de ser madre y aunque me quejo mucho de haber tenido que vivir el primer año de vida de mi peque en plena pandemia de Covid19, la verdad es que sé que soy afortunada por tener a esa preciosidad en casa. Sin embargo, ahora me doy más cuenta que nunca de que si no cuidamos lo que tenemos vamos a perderlo, para nosotros mismos y para los que vienen detrás.
Hay una canción muy antigua, al menos para los de mi generación y posteriores, del ya desaparecido grupo “Mocedades” en la que una madre le cantaba a su hija o hijo todo aquello que espera que pueda conocer. Se trata de la canción “Cuando tu nazcas” y hoy más que nunca cobra especial sentido.
Una parte de su letra dice:
“Cuando tu nazcas ojalá puedas ver el sol, y si aún existe el mar tan azul como duerme hoy y que la lluvia caiga pura sobre tu piel, que aun sople el viento y que juegues con él. Y que la nueve caiga blanca por Navidad, cuando tú nazcas que tú nazcas en paz.
Ojalá que puedas conocer, los veranos que vivido yo, y esos libros viejos que guardé pensando en ti conmigo. Que los bosques sigan donde están, que aún exista el dulce olor a pan, ojalá que quede todavía un mundo como el mío”
Esto es tan solo una pequeña parte de la letra que dice mucho más, pero ya con esto podemos hacernos una idea de lo que quiero decir. Y es que el mundo que tuve yo ya no es el mundo que vivirá mi hija, y no porque la evolución de nuestra sociedad haya cambiado algunas cosas (eso es normal y hay cosas mejores y otras peores que entonces), sino porque el clima y la vida al aire libre ya no es la misma a causa del cambio climático y la contaminación que estamos viviendo hoy en día.
Ni los bosques son los mismos que antes, ni las playas y si me apuras ni siquiera ese dulce olor a pan sigue siendo igual.
No podemos deshacer lo que ya hemos hecho, y lo que hemos hecho es herir de muerte a nuestro planeta, por eso muchos expertos avisan de que el cambio climático ya es irreversible. Ahora bien, lo que sí podemos hacer es intentar paliar ese desastre todo lo que podamos, emitiendo cada vez menos CO2 hasta llegar a la nula emisión, reciclando y sobre todo dejando de ser una sociedad consumista que solo piensa en comprar, usar, tirar y volver a comprar.
Alarga la vida de tus muebles
Y en esta línea quiero hablar hoy porque en lo que a decoración se refiere están apareciendo una serie de colecciones de muebles pensadas por y para su larga duración, su adaptabilidad a diferentes funciones dentro del hogar y, por supuesto, a su restauración y reciclado.
De hecho, grandes empresas como Ikea ya han lanzado campañas de este tipo, o con una base muy similar, para poder reaprovechar sus propias líneas de muebles viejos. Se trata de una idea pionera en nuestro país mediante la que los clientes que tengan muebles fabricados por ellos puedan revendérselos a la tienda, que los compra a un precio reducido pero que ya ayuda algo al cliente a poder adquirir nuevos muebles pero lo más importante no es eso, sino que Ikea restaurará esos muebles viejos de segunda mano y los volverá a vender en sus tienda a un precio menor por lo que estaremos dando una segunda vida a todos sus productos y, por lo tanto, evitaremos desechos y basura innecesaria al tiempo que apoyamos la economía circular.
Pero no es la única empresa que piensa ya en cómo mejorar la vida útil del mobiliario de hogar, son muchas las que lo hacen.
Expertos españoles en muebles como Tua Casa tienen también sus propios planes. En este caso su apuesta es por la larga vida útil del mobiliario y para ello recomiendan la compra de habitaciones infantiles y juveniles que se adaptan y crecen junto con el adolescente.
Pensemos por ejemplo en la habitación de bebé al uso, llena de decoración infantil que cuando el niño o la niña cumple los 4 o 5 años ya no quiere tener en su dormitorio ¿no sería más interesante comprar muebles duraderos neutros que puedan ser útiles a los niños hasta bien avanzada esa adolescencia? Los ositos los puedes colgar como adornos e incluso podemos recurrir a las pegatinas de vinilo para decorar muebles o paredes, pero si adquirimos una habitación que sea útil cuando el niño o la niña estudien en el colegio gastaremos menos, ahorraremos más y contaminaremos menos.
¿Y qué podría necesitar un niño hasta, como mínimo, entrar a la universidad o a un FP? Pues obviamente una cama, un armario, cajoneras, estanterías y, por supuesto, una zona de estudio que actualmente suele incluir un espacio reservado para el ordenador de mesa o el portátil.
Personalmente prefiero que los ordenadores estén en un despacho y que los niños tengan acceso a ellos bajo supervisión, o que sea un portátil que podamos trasladar en caso de necesitarlo hasta donde haga falta, pero no me gusta que los niños tengan ordenador propio en su cuarto ya que las redes sociales e Internet pueden ser de gran utilidad pero en manos de un menor también pueden resultar muy peligrosas.
Muebles multifunción
Otra fantástica opción de optar por muebles multifunción que puedan convertir una habitación en diferentes estancias según el uso que queramos darle. Por ejemplo, pensad en la típica habitación de invitados, tan típica en Estados Unidos o Canadá. Si montamos algo así en nuestra casa perderemos el uso de una habitación porque la cama, ya de por sí, ocupa la mayor parte del suelo. Ahora bien, ¿y si optamos por una cama abatible con escritorio incorporado? Entonces esa habitación podría servir para muchas cosas.
En casa de mi hermana, cuya afición es la costura, tienen una habitación así. Permanece montada como taller de manualidades y costura durante casi todo el año pero si tienen visita de la familia de mi cuñado, que es inglés, entonces se recoge todo y se baja la cama abatible, convirtiendo la estancia en una acogedora habitación de invitados.
Del mismo modo, el típico sofá cama puede hacer la misma función convirtiendo una habitación en sala de estar o dormitorio según convenga.
Y esto son solo de ejemplos clásicos porque en la actualidad hay muebles multifunción realmente creativos:
- Mesas de oficina extensibles según necesidad.
- Puff desmontable y convertible en mesa baja y cuatro taburetes.
- Armarios que se abren convirtiéndose en estanterías y escritorios
- Camas altas sobre literas cuya parte inferior es una zona de estudio o una zona de juego infantil e incluso una zona de descanso con sofá cama.
- Etc.
Y algunos pensaréis ¿en qué benefician estos muebles a nuestro planeta? Pues es sencillo. Por un lado, con la compra de una mesa de centro que podemos convertir en mesa de comedor estamos evitando la compra de dos productos, la fabricación de dos productos, la tala de árboles para obtener material suficiente para fabricar dos productos… y por otro lado, si somos capaces de mantener estos muebles en buenas condiciones, puede que su larga vida nos ayude a evitar la compra de nuevos productos, tanto multifuncionales como tradicionales, y si los llegamos a vender de segunda mano estaremos dándole una segunda vida al mueble en sí al tiempo que evitamos que el comprador tenga que adquirir los dos productos que tendría que comprar si nuestro mueble no fuer multifuncional.
Al final, de lo que se trata es de conseguir que lo que tenemos dure más, tenga más de un uso, pueda ser reformado, revendido o reciclado y podamos hacer con esos productos, en este caso mobiliario de hogar, lo que sea necesario para evitar que se conviertan en basura en un espacio corto de tiempo. Si compramos una silla hoy, se rompe una pata o nos cansamos de ella y la tiramos al contenedor estaremos provocando la fabricación de más sillas al tiempo que estaremos contaminando más el planeta. Si esa silla la usamos durante muchos años más, la restauramos, reutilizamos, vendemos de segunda mano o reciclamos estaremos evitando mucho daño a nuestro planeta, y a nuestro bolsillo. ¿No creéis?