La obesidad en la actualidad

Cada año, el día 12 de noviembre se conmemora el Día Mundial contra la Obesidad, con la finalidad de sensibilizar a la población mundial del terrible daño que una dieta extremadamente alta en grasas y azúcares puede llegar a producir en nuestro organismo, por una acumulación anormal de grasa, lo que puede llegar a ocasionar graves problemas de salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren, como mínimo, 2,8 millones de personas por esta causa, llegando a alcanzar proporciones epidémicas a nivel mundial. Sobre este tema también se ha pronunciado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su informe titulado “La pesada carga de la obesidad”, donde expone que la obesidad y el sobrepeso están ocasionando que la esperanza de vida de los españoles se reduzca en 2,6 años como consecuencia de que más de la mitad de la población española tiene sobrepeso, reduciendo, además, la productividad laboral en el equivalente a 479.000 trabajadores a tiempo completo, sin contar que los gastos que con este motivo se ocasionan alcanzan el 9,7 % del gasto sanitario español o lo que es lo mismo, que cada español aportaría 265 euros adicionales de impuestos al año, lo que la convierte en un problema importante de salud pública.

La causa fundamental de la obesidad es un desequilibrio energético entre las calorías consumidas y las gastadas, ya sea tanto por un cambio en los hábitos alimentarios con un elevado aumento de alimentos calóricos como por un descenso importante en la actividad física debido, fundamentalmente, al cada vez mayor modo de vida sedentaria, o incluso por una combinación de ambos, por lo que, para reducir la obesidad, la estrategia principal pasa por un cambio de hábitos. En primer lugar, con la disminución del aporte calórico en la alimentación, con una dieta individualizada supervisada por un médico especialista y, en segundo lugar, con una elevación en la actividad física para incrementar el consumo energético y la reducción de peso. En la actualidad también se dispone de diversos fármacos que pueden ayudar a reducir el peso, pero si a pesar de ello se necesita un tratamiento quirúrgico, nosotros os recomendamos que os pongáis en manos de especialistas, por lo que os recomendamos que optéis por Be You medicina y cirugía, donde se encuentra el mejor equipo profesional para ayudar a solucionar este problema e informar sobre las posibles soluciones, como la operación de tubulación gástrica realizada por laparoscopia, con el fin de conseguir una reducción de estómago de hasta el 75%, o la introducción de un balón gástrico en el estómago, para crear una sensación de saciedad permanente.

La obesidad conlleva un importante factor de riesgo de desarrollar determinadas enfermedades asociadas, por lo que las principales consecuencias que nos pueden acarrear son las siguientes:

  • Enfermedades cardiovasculares, principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares.
  • Hipertensión o presión arterial alta.
  • Diabetes tipo 2.
  • Niveles de colesterol alto.
  • Algunos tipos de cáncer, sobre todo de colon, próstata, hígado, mama, ovarios, endometrio, hígado, vesícula biliar, riñones, etc.
  • Trastornos del aparato locomotor como artrosis degenerativa que afecta principalmente a las rodillas, caderas, tobillos, zona lumbar, etc.
  • Enfermedades respiratorias como la apnea del sueño.
  • Infertilidad y embarazo.
  • Problemas psicológicos relacionados con baja autoestima, disminución de la calidad de vida, rechazo social o depresión.

La alimentación, clave para prevenir enfermedades

Una alimentación de calidad, correcta, sana y equilibrada nos aportará los nutrientes necesarios para mantener una buena salud y prevenir enfermedades, por lo que las principales pautas de una buena alimentación deben pasar por lo siguiente:

  • Una buena hidratación interior. El consumo de agua es importante para nuestro organismo ya que el 60% de nuestro peso corporal es agua. Otras bebidas como infusiones, zumos, caldos… pueden contribuir a la ingesta diaria de agua.
  • Moderación del consumo de carnes rojas y carnes procesadas en favor del consumo de carnes blancas como conejo, pollo o pavo.
  • Consumo de pescado.
  • Consumo diario de frutas y verduras, así como incremento de legumbres.
  • Introducción de los frutos secos como nueces, almendras, avellanas… en la dieta diaria.
  • Reducción del consumo de sal y alimentos preelaborados.
  • Utilización del aceite de oliva virgen extra en la preparación de los alimentos, limitando el consumo de grasas de origen animal.
  • Incrementar el consumo de alimentos con un alto contenido en fibra.
  • Restringir y eliminar en la medida de lo posible los alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcar.
  • Reemplazar la preparación de los alimentos fritos por una preparación al vapor, a la plancha o al horno, mucho más saludable.
  • Masticar bien los alimentos.
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