Estos son los mejores cafés del mundo.

El café es una de esas bebidas que levantan pasiones. Un cafetero no bebe cualquier café, al menos, cuando desea saborear el producto. Elige un café selecto, con su punto de tueste justo, se deja atrapar por el aroma, embriagar por el sabor. Retiene en el paladar cada sorbo que lleva a su boca, como si se estuviera deleitando con un manjar de los dioses.

Muchos aficionados al buen café prefieren comprar el café en grano. Lo muelen en un molinillo instantes antes de elaborarlo. Dicen que de esta manera, el café despliega todo su aroma y sabor. A los amantes del buen café les gusta prepararlo de distintas formas, pero rara vez lo hacen en esas cápsulas que se han puesto tan de moda últimamente. Para mí el mejor café es el que se hace en cafeteras exprés italianas. Cuando el café empieza a salir, el vapor inunda de aroma toda la cocina.

Para saborear el buen café lo mejor es tomarlo solo, en tazas pequeñas y con poca azúcar. Lo suficiente para disimular el amargor y equilibrar la acidez. De esta manera se pueden apreciar con nitidez todos sus matices.

Si quieres saborear café de calidad, no vas a encontrarlo en los clásicos supermercados de alimentación. Los sibaritas del café suelen recurrir a tiendas especializadas. El precio es algo más caro, pero la diferencia es notable. Es como si comparas una copa de whisky DYC con un whisky escocés de 20 años. Raúl, un gran apasionado al café de Burgos, nos cuenta que suele comprar su café en La Oruga Azul, una tienda de la ciudad especializada en cafés, tés e infusiones. Son unos grandes entendidos en el tema y traen cafés de calidad procedente de los mejores países productores del mundo. Tiendas como esta, las encuentras en todas las ciudades de España. Algo que nos hace pensar que disfrutar del mejor café está al alcance de todos.

Partiendo de esta breve introducción, vamos a ver, lo que, según los expertos, son los mejores cafés del mundo.

Jamaica.

La web de IFEMA, la Feria de Madrid, considera el café de Jamaica como el mejor café del mundo. Una valoración que comparten otros webs que hemos consultado. La isla caribeña no es uno de los mayores productores de café, pero el que cultivan se hace en unas condiciones especiales que le aportan unas características únicas.

El mejor café jamaicano se cultiva entre 900 y 1500 metros de altitud. En unas condiciones climáticas con una alta humedad. Su proceso de maduración es lento. El cuidado y cosecha de los cafetales se hace de una forma completamente artesanal. A tal altura es imposible que accedan las máquinas.

El Jamaica Blue Montain, la variedad de café que se cultiva en Jamaica, es una evolución de las plantas de café que el rey Luis XV de Francia mandó cultivar en la isla de la Martinica, durante el siglo XVIII, para que fuera degustado exclusivamente en la corte de Versalles. El resultado es un café de textura cremosa, con baja acidez, con un sabor afrutado, que deja reminiscencias de chocolate negro en la boca, sin dejar ningún amargor.

Etiopía.

Para algunos entendidos, el café etíope es el mejor café del mundo. Es un café diferente al jamaicano. Tiene un sabor potente y una gran acidez. Es el café indicado para los amantes de los cafés fuertes, con cuerpo y con una personalidad marcada.

Etiopía, a diferencia de Jamaica, sí es un gran productor de café, De hecho, se encuentra entre los principales productores de café de África, con una producción anual de unas 250 toneladas. La mayoría de ellas, procedentes de las regiones del sur del país: Gedeo y Yirgacheffe.  Esto hace que el café de Etiopía sea más fácil de encontrar y lo podamos comprar a mejor precio.

La relación de los etíopes con el café viene desde la antigüedad. Se dice que ya se tomaba en la época de la reina de Saba, durante el reinado del rey Salomón. Cuenta la leyenda, que como producto de consumo humano, el café lo descubrió un pastor de cabras de Etiopía. El pastor observaba como cada día las cabras de su rebaño se acercaban a un arbusto con una especie de bayas y comían el fruto. A raíz de ahí, las cabras experimentaban un nivel de vitalidad fuera de lo normal.

Un día el pastor cogió con sus manos unos granos y se los llevó a los hechiceros de la tribu, para que le explicaran las extrañas propiedades de la planta. Los hechiceros tostaron los granos al fuego, los molieron en un mortero, y prepararon con agua un brebaje que se considera el origen del café actual.

Colombia.

El café de Colombia es el café gourmet más consumido en Europa y en América. Colombia es el tercer productor del mundo de café, por detrás de Brasil y Vietnam. A finales del siglo XX llegó a ser el primero, ostentando una gran fama y reconocimiento internacional. Es un café de textura media, que deja toques ácidos en boca y ofrece una variada e interesante gama de matices y aromas pronunciados.

A diferencia del café brasileño, que se cosecha con máquinas, el café de Colombia se continúa recogiendo grano a grano, lo que hace que los cafeteros cuiden con mimo el producto.

Aunque la calidad del café colombiano es indudable, el periódico peruano El Comercio opina que la fama de este café se debe a una de las operaciones de marketing y publicidad mejor orquestadas de la historia. Una campaña de publicidad que se basa en un producto agrario, no en una marca, y que procede de un país de América Latina, y no de Estados Unidos o de Europa.

La figura de Juan Valdés, una de las marcas de café colombiano, asocia el producto con su tierra de origen y con sus productores, los campesinos cafeteros de los Andes colombianos. Poniendo cara y ojos a una bebida que tomamos a diario. A día de hoy, todo el mundo conoce el café de Colombia. Cuando nos hablan de café de Colombia nos imaginamos a un señor con poncho y sobrero paisa, que transporta los granos de café en las almortas de una mula.

Kenia.

Kenia es otro ejemplo donde las condiciones particulares del terreno dan lugar a un café diferente con características únicas. El café de Kenia se planta en las laderas de las montañas, entre 1300 y 2000 metros de altitud. En suelos de arcilla roja ricos en hierro y aluminio. Lo que aporta al café un sabor distinto.

Partiendo de la variedad Arábica; las condiciones del terreno y el trabajo de los campesinos han dado lugar a variedades de café que solo se dan en este país centroafricano, como el SL-28 y el SL-30.

En Kenia se producen algunos de los cafés más aromáticos del mundo. Con una textura jugosa, una acidez cítrica y un potente aroma frutal. Otra de las características del café keniata es su variedad. Encontrando matices de una región a otra. Lo cual abre todo un abanico de posibilidades para los curiosos que desean descubrir sabores nuevos.

Indonesia.

En indonesia se produce uno de los cafés gourmet más cotizados y exóticos del mundo. Se trata del café de Civeta. La civeta es un pequeño mamífero omnívoro, de la familia de las ginetas, que en Indonesia suele atiborrarse de los frutos rojos del café, pero es incapaz de digerirlos. A consecuencia de ello, los excreta con sus heces. Al pasar por su estómago, las enzimas modifican las propiedades y el sabor del café.

Los indonesios recogen estos granos de café de los excrementos, los lavan cuidadosamente, los tuestan y lo muelen. Dando lugar a un café más suave y con un menor porcentaje de cafeína. Esta forma extraña de recolectar café ha convertido al café de civeta o kopi Iuwak, como se le llama en el país asiático, en el café más caro del mundo. Prácticamente, oro negro.

Yemen.

El café de Yemen parece un café salvaje. Es un café aromático, de granos desiguales, con notas de chocolate, cerezas negras, canela, y un sabor suave y afrutado. Parece como si estuviera elaborado con bayas silvestres, pero en realidad es uno de los principales cultivos de las zonas  montañosas del país. Se comercializa en la ciudad costera de Moca, la ciudad cafetera por antonomasia de Yemen, lejos de su lugar de origen.

El café llega a Yemen procedente de Etiopía a través de las rutas de comercio entre África y Asia. Los pueblos de la montaña lo acogen como uno de sus cultivos. La recolección del café en Yemen no es selectiva. En temporada de cosecha se llegan a recolectar granos maduros con otros verdes e incluso visitar los mismos arbustos varias veces. Los agricultores secan los granos al sol en el techo de sus casas. Donde el secado es desigual y donde, a veces, ni siquiera hay sitio suficiente para secar bien la cosecha. Fruto de este trabajo rudimentario, se obtiene un café bastante peculiar, pero apreciado por los entendidos.

Si eres amante del café, atrévete a explorar los cafés del mundo.