Es muy gracioso comprobar cómo algunos prefieren tirar a la basura ciertas cosas antes que regalarlas y otros trabajan duramente para hacer llegar esas cosas a los que no tienen. La semana pasada instalamos un dispensador de agua de agualife.es en la oficina porque con ello ahorramos dinero, proveemos a los empleados de agua sana en horas de trabajo y también aportamos un poquito al planeta en cuestión de ahorro, el caso es que me interesé mucho en este tema y acabé leyendo demasiado por Internet.
Sigo demasiado, porque a veces es mejor no saber que saber de más, y ahora mismo tengo un cabreo considerable. Por ejemplo ¿Sabéis que el agua potable que el río Ebro deja salir al mar en un solo día equivale, en litros, a la misma cantidad de agua que produce una ciudad turística como Torrevieja en todo un año? Es decir, que si le dieran sólo los restos que no se consumen de agua del Ebro de un a Torrevieja, ésta podría abastecerse durante todo el año. Sin embargo, el río sigue caudaloso a su paso por Zaragoza y dejando de muchísimas zonas secas del levante español vayan arañando gotitas de agua de los embalses. ¿Tanto cuesta hacer un pequeño trasvase? No lo creo.
Sin embargo, en el otro lado de la moneda tenemos empresas como Auara que vende agua embotellada en España para después, con los beneficios obtenidos, invertir en proyectos de agua potable y saneamiento en países como Camboya, Etiopía o Benín y llevar hasta sus ciudadanos el acceso al agua potable.
No pretendo que todas las empresas inviertan sus beneficios en ayudar a países subdesarrollados porque soy consciente de que eso es un ideal que no va a pasar nunca, pero sí que podríamos colaborar todos un poco para que, aquello que no utilizamos (y no necesariamente ha de ser agua) pueda ser aprovechado por quienes lo necesitan. Siempre será eso mucho mejor que verlo desperdiciado o en el cubo de la basura. Al menos eso pienso yo pero por lo visto lo Catalanes no piensan igual con respecto al Ebro y mientras, la Comunidad Valenciana y Castilla La Mancha, sigue demandando urgentemente algo de agua potable, tanto para riego como para beber.
Tal vez el problema lo tengan los dirigentes que ponemos al frente de las autonomías, pero eso lo llevamos diciendo tantos años que ya hasta me produce una mueca que bien podría estar entre risa o la cara del demonio en directo. Lo que debemos hacer es coger el toro por los cuernos y plantarnos delante de todos los que mueven el cotarro para hacerles notar que estamos aquí, que no somos tontos, y que queremos soluciones. Pero claro, si hacemos eso lo mismo nos tachan de partido extremista o de “perroflautas” del 15M y entonces la tenemos otra vez liada como cuando empezó todo ese movimiento.
De todos modos yo soy sólo una vos que muy poco puede hacer, salvo hablar y publicar lo que piensa en este humilde blog cuyos lectores parecen estar en sintonía con mis opiniones. ¿O tal vez podamos hacer algo más?