Conociendo Nueva York a través de la fotografía

En los últimos meses he estado pasando una mala temporada en lo relacionado con lo emocional. No me sentía muy fuerte de ánimos y andaba un poco de bajón. Así, mi marido decidió tratar de animarme a su manera. Buscó intentar que sintiese de nuevo ilusión por algún proyecto y se presentó un día en casa con un catálogo de muebles de Expormim diciendo que debíamos dar un nuevo toque a la vivienda para hacerla un poco más acogedora por si por fin conseguía quedarme embarazada, que es lo que me traía de cabeza, y después me compró entradas para una exposición que sabía que me iba a encantar con fotografías de Peter Hujar en Nueva York, la ciudad en la que estuvimos de luna de miel. Os quiero recomendar esta muestra (en la Casa Garriga i Nogués de Barcelona, en la calle Diputació, 250) porque es increíble ver esta ciudad a través de las imágenes de Hujar.

La exposición constituye la narración más detallada hasta la fecha del trabajo del artista desde los años 1950 hasta su muerte en Nueva York en 1987, y estará abierta del 27 de enero al 30 de abril de este año.

Peter Hujar (1934-1987) fue un retratista en todo lo que hizo. Fuera cual fuera el tema (un amante, un actor de teatro underground, un ganso, la superficie del río Hudson, o los apacibles rasgos de su propio rostro), lo que movía y motivaba a Hujar era la chispa del encuentro y del intercambio entre el artista y el/lo otro. Sus fotografías de formato cuadrado transmiten serenidad y otorgan gravedad al objeto de su atención al pausar el acelerado paso del tiempo y erigirse en un momento eterno.

Poco reconocido en vida, publicó tan solo un libro de fotografías, Portraits in Life and Death (Retratos de Vida y Muerte). Hujar está considerado hoy como uno de los artistas más personales. Sus retratos combinan revelación y misterio, ferocidad y calma en modos que a veces resultan familiares y cuya familiaridad no puede ser ignorada. Su obra no puede valorarse solo por lo que deja ver, sino también por lo que parece mostrar. Su carrera osciló desde la búsqueda por lograr un reconocimiento en el mundo de la moda de las revistas, como habían logrado artistas por él admirados como Irving Penn o Richard Avedon, y su lado más creativo y solitario que recreaba el Nueva York creativo e intelectual por él conocido y admirado.

Para esta exposición se ha respetado el criterio que Peter Hujar seguía cuando reunía su obra: nunca expuso sus fotografías por separado, de manera individual, lineal o cronológica; sino que optaba sistemáticamente por presentarlas en yuxtaposiciones que resulten enérgicas, sorprendentes y, a veces, desconcertantes. Aunque en general la exposición sigue un orden cronológico (su trabajo formativo de las décadas de 1950 y 1960 concentrado en la primera mitad y sus fotografías más tardías al final), paulatinamente se destacan las continuidades visuales y creativas que atraviesan la carrera artística de Hujar.  La exposición presenta un conjunto de 160 fotografías que exploran la carrera del fotógrafo americano con fondos procedentes de la Morgan Library & Museum y de otras nueve colecciones. La mayoría de las fotografías aparecen agrupadas en conjuntos, algunos de los cuales reflejan preocupaciones recurrentes del artista, mientras que otros ejemplifican su interés en enfatizar la diversidad y las contradicciones internas de su trabajo.

El artista

Peter Hujar nació en Trenton, Nueva Jersey, en 1934, y se crio en el campo con sus abuelos, inmigrantes polacos. Cuando tenía once años, su madre, que trabajaba de camarera, se lo llevó a vivir con ella a Manhattan. Interesado en la fotografía desde su infancia, al terminar el instituto en 1953 trabajó como ayudante en el estudio de profesionales del mundo de las revistas y aspiraba a ser fotógrafo de moda.

Entre 1958 y 1963 vivió principalmente en Italia con dos compañeros sucesivos, los artistas Joseph Raffael y Paul Thek. Tras estudiar durante un año en la escuela de cinematografía de Roma, regresó a Manhattan, donde se movió en el círculo de la escritora Susan Sontag y de la Fábrica de Andy Warhol. Entre 1968 y 1972 desarrolló una carrera como fotógrafo de moda freelance, publicando más de una docena de reportajes en Harper’s Bazaar y GQ.

En 1973 Hujar dejó definitivamente de lado sus aspiraciones profesionales para llevar una vida creativa de pobreza en el East Village neoyorquino. Fotografiaba a artistas que conocía y respetaba, a animales, el cuerpo desnudo y el Nueva York que le era familiar, una ciudad en plena decadencia económica en aquel momento. En 1976 publicó su libro y combinó estudios íntimos de su variopinto círculo de personajes del downtown neoyorquino (pintores, actores, coreógrafos y escritores como Sontag y William S. Burroughs) con retratos de momias que había hecho trece años antes durante una visita con Thek a las catacumbas de Palermo. Su obsesión con la muerte se intensificaría y encontraría un propósito en los años 1980 cuando la epidemia de sida causó estragos entre la población homosexual de Nueva York y del mundo.

En sus últimos siete años de vida, Hujar fue durante un tiempo amante del joven artista David Wojnarowicz, del que luego se convirtió en su mentor. En esos años Hujar siguió ejerciendo de cronista de una cultura creativa del downtown neoyorquino que estaba volviéndose insostenible a marchas forzadas ante el creciente empuje del dinero. Su modelo más frecuente en esos años fue su vecino y amigo, el actor drag Ethyl Eichelberger. Acompañado de Wojnarowicz, Hujar hacía expediciones a las zonas deprimidas de los alrededores de Nueva York para fotografiar ruinas industriales en Queens, los barrios de Newark, una Nueva Jersey destrozada por los disturbios de finales de los años1960 y los muelles abandonados del río Hudson en la parte baja de Manhattan, lugar de encuentros sexuales durante la noche e instalaciones artísticas de guerrilla durante el día. Hujar murió en Nueva York el Día de Acción de Gracias de 1987, once meses después de ser diagnosticado de sida.