Tengo que reconocer que la crisis me pilló de lleno. No estaba preparado para ella. Y no lo digo físicamente, sino psíquicamente. Hay mucha gente que la maldita crisis la ha acusado en sus bolsillos. Yo sin embargo fue en mi cabeza. Nunca pensé que me costaría asimilar tanto que estaba sin trabajo. Incluso hasta el punto que tuvo que acudir a un centro de psicoterapia.
Tuve la suerte de antes de terminar mi carrera de Periodismo ponerme a trabajar. Curre en El Día de Barcelona, un periódico local, durante más de 7 años. La verdad es que nunca me imaginé que tendrá tanta suerte, pero creo que a base de trabajo lo logré. Sin embargo, pensé que toda mi vida sería igual. Con mi pareja feliz, trabajando en lo que más me gustaba y además viviendo bien.
Sin embargo, de la noche a la mañana el castillo de arena se derrumbó. Me despidieron. ¿Dónde iba a ir? Justo en la plena crisis, y cuando los medios de comunicación más estaban acusándola. Los despidos en periódicos, radios o televisiones eran noticias constantes. Pensé que nunca más volvería a encontrar trabajo. Mis preguntas eran ¿ por qué yo? No me imaginaba trabajando en otro sitio. Os juro que me vi comiendo en Caritas o en cualquier ONG de ayuda.
Gracias a dios, siempre hay gente que te echa una mano. EN este caso fue mi novia Mónica, más que una novia, un ángel de la guarda. Además de ofrecerme su cariño, me abrió los ojos y me dijo que la solución era acudir a un centro de psicoterapia. Al principio fui reacio, yo veía esos sitios como lugares para gente loca. Por supuesto que estaba equivocado.
En la sesión de psicoterapia comprobé desde el primer momento que se pretende ayudar en situaciones difíciles, donde las personas no somos capaces por nosotras mismas, de organizar ciertos aspectos de su vida, en este caso la búsqueda de trabajo. La intervención terapéutica se hizo en un contexto de confidencialidad, donde me sentí muy cómodo entre la relación que surgió entre el psicoterapeuta y yo.
Aunque no quiero entrar en muchos detalles, si quiero mencionar algunos aspectos que me enseñaron, porque seguro que a otras personas que están en mi misma situación, les puede venir bien.
Lo primero que me enseñaron es que en el momento en el que abandonamos la posición de derrotismo podremos empezar a emplear esa energía en perseguir nuestras metas, es decir, en mi caso, buscar empleo.
Luego me mostraron que para cambiar hay que ser diferente. Si hacemos lo mismo que los demás, seremos más del montón; pero si hacemos las cosas diferentes logramos destacar, y aumenta la probabilidad de lograr el éxito. Buen consejo, ¿verdad?
Por último, ya me dieron datos más concretos. Me hicieron pensar que la búsqueda de empleo debe constituir tu principal ocupación; si no dedicas 8 horas al día a buscar trabajo, aún hay mucho que puedes hacer. Es decir, yo sí tenía un trabajo, consistía en buscar empleo.
Y por fin lo logré. Llegó el ansiado trabajo. Y en ese momento fue cuando por mi cabeza pasaron dos momentos. El día que mi pareja me puso las pilas, y el día que entre en ese centro de psicoterapia. Os recomiendo no perder la motivación, y sobre todo no tener miedo a contar tus problemas, y si te tienes que poner en manos de profesionales hacerlo con toda la seguridad y naturalidad.